Una mamá pro, la mía.

Ella es valiente, resilente, ama de casa, la mejor cocinera, apasionada por las novelas de drama y romance, una comensal de primera y amante al café con pan y queso.

Ella es mi mamá!

En honor al mes de las madres, les comparto un pedacito de algo que escribí para mi cuchis, como le digo de cariño.

Todo comienza a sus 35 años, anhelando otra hija mujer, de los 6 hijos que ya tenía, nací yo. Gracias a Dios por concebirme en el corazón y en el vientre de mami. Ella cuenta que cuando nací, era lo que ella había soñado, amada, cuidada, valorada y consentida por mamá.

La he visto quebrarse, llorar días enteros, lamentarse tal vez por creer no ser buena en su labor de madre, sentirse vulnerable, desprotegida, sola, sentir su dolor, tocar fondo y resurgir.

Pero también he presenciado cambiar su llanto en alegría, perdonar y amar. Su sonrisa, su mirada, sus historias de juventud y dramas de vida me cautivan.

Ella no es de muchos mimos, caricias o palabras bonitas, pero cuando las da me deslumbra y me hace sentir que todo vale la pena.

Creo firmemente que todo es ejemplo, que lo que haces en tu madre se refleja. Cuando le repito que la amo, que Dios nos ama, que es hermosa y muy fuerte, ella lo cree, es receptiva, termina siendo así conmigo y con las personas que la rodean.

Soy testigo de ser hija de una mujer maravillosa, ella es una mamá que resurge cada día, que ama en silencio, que sueña con cosas lindas, que sonríe al ver a sus gatos, pero sobre todo que es feliz cuando habla y siente cercanía con sus hijos.

Este año, este mes y todos los días celebro tenerte mami. Celebro que seas la mujer que más me ha enseñado en la vida, una madre que sembró una semilla que hoy da fruto.

Le pido a Dios que me ayude a cumplir tus sueños juntas, amarte y protegerte siempre.

Te aseguro que no soy la mejor hija, pero si quién desea cuidarte cada día, verte sonreír y ser feliz siempre.

He aprendido que como hijas no somos nadie para juzgar o reprochar la labor de nuestras madres, ellas ignorantemente comenten errores, se vuelven madres sin un manual y muchas veces sin un ejemplo a seguir, les tocaba aprender solas, a cuidar y defender como leonas a sus hijos. Tal vez para muchas nadie estuvo ahí para brindarles ayuda o apoyo moral. Pero hoy día tú y yo como hijas o hijos si podemos estar siempre para ellas.

Feliz todos los días de la madre a ti mi chuchis linda, y a todas las mamas que me leen, las bendigo, gracias por dar vida y amar a sus hijos profundamente.

Quién te escribe, tu hijita que te ama con todo su corazón, Wen!